A pesar de existir un actual y ferviente debate acerca de si dormir con el aire acondicionado encendido es perjudicial o no para la salud, os vamos a explicar por qué sí lo podemos usar y cómo para que sea beneficioso para sofocar el calor.
En plena ola de calor, los días frescos por las noches cuando se podía dormir con la ventana abierta han pasado a la historia. Ahora los grados en los termómetros suben como la espuma y, sobre todo, los primeros días de agosto, suelen mantener en alerta a muchas provincias de España, llegando a alcanzar los 25 grados por las noches.
Aunque, por el día se alcancen los 40 grados y no nos quede más remedio que soportarlos, al ponerse la luna la cosa debería suavizarse para poder descansar cómodamente y sin molestias para levantarnos descansados y relajados.
Si usamos el aire acondicionado, tanto en el día como por la noche, podremos padecer catarros o resfriados. Hasta un 20% de estos padecimientos se producen en verano según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Como veníamos adelantando, el uso correcto de aparatos de aire debe ser una máxima que todos debemos realizar para así poder encenderlos sin importar la hora del día que sea.
Centrándonos en las noches, cuando no corre ninguna brisa fuera en la calle y abrir las ventanas supone un sacrificio, no queda más remedio que encender el aire acondicionado.
Para que sea usado sin perjudicar a la salud, y que podamos levantarnos con una congestión nasal, debemos saber cómo manejarlo perfectamente.
A la hora de usar el aire acondicionado debemos hacer un uso responsable ajustando la temperatura entre los 23 a 27 grados centígrados. Debemos ser conscientes de que, aunque tengamos calor, ajustar el termostato a una temperatura inferior no hará que enfríe antes ni más rápido.
De hecho, hacer ese gesto lo único que conlleva es un gasto energético innecesario y mayor consumo económico. Cada grado que disminuyamos supone un 8% más de consumo de energía. Por ello, debemos tener en cuenta que, en el interior debemos tener una diferencia no superior a los 12 grados con respecto al exterior.
Sí, se puede. Solo tenemos que tener en cuenta que, antes de dormir debemos controlar la temperatura y regular el termostato durante la noche. En este caso, la temperatura ideal oscila entre los 24 a 27 grados centígrados.
Los aparatos de aire acondicionado cuentan, en su mayoría, con modo nocturno, por lo que está ahorrando energía y no enfría en exceso el ambiente cuando dormimos. Si no podemos soportar el calor, ayudar a dormir con el aire acondicionado ayudará a lograr una mayor sensación de confort en el sueño, lo que nos hará despertarnos tras haber tenido una buena calidad de sueño.
Además, si nos ayudamos de ropa ligera y una correcta ventilación del hogar durante las horas más frescas, ayudaremos a que el calor no se concentre tanto en casa y el uso del aire sea el menor, evitando así los temidos resfriados.