¿Qué son los detectores de humo?
Son dispositivos electrónicos que, en caso de que haya humo en la zona donde están instalados, emiten una alarma acústica de aviso. Son fáciles de instalar y no requieren hacer ninguna obra, ya que la fuente de alimentación es una pila o un cable corriente.
¿Por qué se recomienda instalarlos?
Son herramientas de prevención y seguridad muy útiles y económicas para evitar posibles consecuencias nefastas.
Un incendio se desarrolla muy rápidamente y puede afectar a una habitación o a todo el hogar. El humo es el principal peligro de los incendios: la intoxicación por humo es lo que genera más víctimas. Estos dispositivos detectan el incendio en una etapa muy inicial y, por lo tanto, ayudan a reducir considerablemente el número de víctimas.
Al avisarnos con la alarma acústica, nos permiten llamar a los bomberos y protegernos, por ejemplo, cerrando puertas, o huir, si es posible.
¿Dónde se tienen que instalar los detectores de humo?
Se tienen que instalar en el techo, separados de las paredes y tan centrados como sea posible. El lugar recomendado es el pasillo o distribuidor que da acceso a las habitaciones y, si tenemos la costumbre de dormir con la puerta de la habitación cerrada, también es recomendable instalar detectores dentro del dormitorio.
¿Dónde no se tienen que instalar los detectores de humo?
No se tienen que instalar en la cocina ni en el baño porque el vapor de agua o los humos de la cocina podrían provocar falsas alarmas.
Se tiene que evitar colocar los detectores de humo encima o cerca de calentadores, ventiladores, aparatos de aire acondicionado, ventanas o conductos de ventilación, ya que los movimientos de aire y las diferencias de temperatura pueden dificultar que el aparato funcione correctamente.
¿Qué mantenimiento requieren los detectores de humo?
Hay que verificar periódicamente el funcionamiento correcto del aviso acústico pulsando el botón de test. Así sonará la alarma de la misma manera que si hubiera humo. También se tiene que cambiar la pila siempre que sea necesario, como mínimo una vez al año, y seguir las indicaciones que especifique el fabricante.